martes, 30 de abril de 2013

Gilberto.

Hay personas que, sin duda alguna, nos marcan la vida. Esas marcas pueden ser buenas o no tan buenas, claro está. De esas marcas, hay unas pocas que construyen a la persona que somos en este preciso momento. Y una de mis marcas, fue hecha por mi gran profesor de bachillerato Gilberto Ulpino Colina. ¡No me salvé de él ni un año! Y gracias a Dios.

Gilberto me dio clases de historia universal, historia de Venezuela, cátedra bolivariana, historia contemporánea, historia de la vida, historia del sol, historia de mi colegio, historia de porqué el cielo es azul y porqué la tierra es marrón... Pero lo más importante, es que también me dio clases sobre el respeto, la dignidad, la honestidad, la vida, el amor, la pureza, la justicia, la humildad, la sencillez, el talento, la lucha, el crecimiento de las personas y de las sociedades... Me instruyó en pasado y me educó para el futuro. Por eso hoy decidí escribir este pequeño agradecimiento, porque siempre tengo presente que su cumpleaños es el 28 de diciembre, porque sé que se despierta todos los días muy temprano en la madrugada para ir a enseñar; más temprano de lo que cualquiera de nosotros se despierta normalmente. Sé que es un milagro de la vida, pues nació cuando sólo tenía siete meses de gestación y su cráneo era tan frágil que los dedos su madre se hundían en él cuando lo sostenía entre sus brazos. También sé que es trabajador como nadie, que lucha con todas sus fuerzas, que no se deja vencer... Es un alma noble, nacida para el progreso y la prosperidad de esta tierra. Si yo fuese presidente, lo nombraría mi Ministro de Educación sin siquiera pensarlo. Porque sé que nadie podría hacer una mejor labor que él, porque está "benditamente condenado al éxito" y porque es un hombre honesto y responsable.
Por eso hoy te elegí a ti entre tantas personas trabajadoras que admiro, mi "Negro de Oro", personas que son parte de mi familia, personas a las que amo enormemente... Te elegí a ti porque hoy me nace desearte un ¡feliz día del trabajador!

Gracias por ser un hacedor de seres humanos, de gente honrada y de mentes grandes. Que Dios te bendiga y te dé salud y fuerza hasta tu último suspiro para seguir con esta labor tan bonita que cumples día a día.

Te ama,
Tu alumna,
Pollito.


Pd: también agradezco mucho a todos mis otros profesores. Ustedes saben cuánto los quiero.

lunes, 22 de abril de 2013

Uno viene y se va

Dios nos envía a La Tierra con una condición: tener boleto de venida, tener boleto de ida y usar ambos.

Así que uno viene a este mundo de dementes y va disfrutando el paseo, conoce lo que el tiempo y las circunstancias le permiten conocer, hace amigos, se casa, tiene hijos, nietos, se compromete con los demás, compra casa, carro, ropa, viaja, se encariña con personas y lugares, hace que las personas se encariñen con uno y así sucesivamente. Pero nadie se acuerda de que Dios lo mandó a uno para acá totalmente desnudo, solo e indefenso con la única tarea de regresar al sitio del que viniste. Pero no, a uno se le olvida lo importante.

Hay un detalle crítico y es que entre todos nos comunicamos, todos nos relacionamos con todos, hacemos acuerdos, tratados, nos organizamos por naciones, construimos edificios, deforestamos bosques enteros, gastamos el agua potable, contaminamos el planeta, nos insultamos... Pero eso nadie lo recuerda hasta los últimos minutos antes de montarse en el avión de regreso; después de ver el desastre que es este mundo y lo mal que hicimos nuestro viaje, lo único que agradecemos es ir de vuelta a casa. Y da la casualidad de que nada de lo que hicimos o adquirimos se va con nosotros.

Entonces cuando naces todos sonríen y tú lloras pero cuando mueres todos lloran y tu sonríes... Vaya confusión la que se tiene hoy en día, ¿no?